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You know we're superstars


Odio a Ke$ha, no me trago su pose de borracha arrastrada divertida, su voz me saca de quicio en canciones como 'Your love is my drug'... pero menudo temazo se ha sacado de la manga para la reedición / EP con 8 nuevas canciones de su álbum "Animal" (ahora "Animal + Cannibal"). ¿Me pasará como con Lady Gaga, que su 1º disco me aburrió pero tuve que rendirme ante el poderío de 'Bad Romance', 'Alejandro', 'Telephone' y 'So Happy I Could Die'?

No se acaban aquí las similitudes con Stefani Germanotta, ya que viendo que la italoamericana le toma la delantera en fama, en excentricidad y en seguidores gays, Ke$ha se ha atrevido a comentar esto sobre un tema de tontipop como es 'We R Who We R':

Ke$ha penned the topical tune in the wake of the news about bullying that has led to multiple suicides of gay youth lately. She hopes that the song, in particular, will be a pride anthem. “I wanted to inspire people,” she says, “to be themselves. It’s a celebration of any sort of quirks or eccentricities.”

Atrevida.

¿Lo próximo será un vídeoclip peñazo de 10 minutos con un copy-paste del estribillo de la canción y un vestido de carne humana? Espero que no.

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The Thin White Duke from Mars


Le robo a Enric la idea de hacer una lista de Spotify para reivindicar la carrera de algún cantante de capa caída. Y la primera la hago de David Bowie. Porque si Michael Jackson y Madonna fueron el Rey y la Reina del Pop, David Bowie siempre será el Rey de la Música. Ha tocado casi todos los géneros, saltando de la música casi hippie de sus inicios al glam-rock que le hizo famoso, luego saltó al soul, a la electrónica experimental, al dance, al R&B, al rock industrial, al drum & bass, al brit-pop y un largo etcétera... Todo lo que se le ha cruzado por delante, no siempre con éxito pero sí con resultados como mínimo interesantes.

Tampoco se queda corto con las colaboraciones: Lou Reed, John Lennon, Iggy Pop, Brian Eno, Queen (para crear una de mis canciones favoritas ever, "Under Pressure"), Tina Turner, Mick Jagger, Pet Shop Boys, Nine Inch Nails... Todos han pasado por su cama musical.

Este espíritu camaleónico (no sólo a nivel musical, porque Bowie también suele crear "personajes" y estéticas para identificar cada disco), esta reinvención contínua e incansable han inspirado a artistas de todo tipo, desde Madonna a Marilyn Manson. Y también a Lady Gaga, claro, que al fin y al cabo no ha inventado nada.


Ya de pequeñajo me fascinó en Dentro del Laberinto, tanto por sus canciones como por ese peinado imposible, esa actitud de diva cabrona y esas mallas que marcaban un paquete mastodóntico. Supongo que fue uno de mis primeros mitos eróticos junto a Indiana Jones. Lo sé: así he salido. Y luego ya con los años descubrí que no sólo era actor, también era cantante, y un buen día me compré en la FNAC su recopilatorio por 8€ y aluciné con todas las canciones, hasta el punto de que me vi obligado a hacerme con toda su discografía (dejándome un dineral porque el buen hombre es bastante prolífico).

Su voz es muy peculiar, inimitable. Canta con una teatralidad que a ratos raya en la esquizofrenia, pero ese distanciamiento y esa frialdad consiguen que te metas en su mundo y, si es necesario, te emociones. Es como un extraterrestre aprendiendo a vivir en la Tierra, descubriendo la diversión y el amor.

Desde 2003, una salud delicada mantiene a Bowie alejado no sólo de los conciertos, también de los estudios de grabación. Y me da rabia porque parece que haya que esperar a que se muera para reivindicar una carrera espectacular: 21 álbums de estudio, 108 singles y decenas y decenas de temazos.

Para esta lista, he intentado ser muy selectivo (representando todos los discos, pero sin excederme -demasiado- con ninguno), y aún así me han salido 65 canciones. Más de 4 horas de buena música que espero que disfrutéis y os sirvan para conocer o disfrutar a un artista único.

Que os guste:


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Bret Easton Ellis - Suites Imperiales

Bret Easton Ellis me parece un escritor fascinante. Más allá de las polémicas que siempre lo han acompañado (especialmente, por culpa del libro destroyer "American Psycho"), es un autor que se ha creado un mundo propio al que te arrastra para que convivas con una serie de personajes que se relacionan entre ellos de una novela a otra, todos antipáticos, nihilistas y al borde de la autodestrucción, pero no por ello menos atractivos o carismáticos: al contrario, los adoras. Su estilo es de frases glaciales y una minuciosidad quirúrgica que asusta y hace reír a partes iguales. No hay piedad en sus palabras: Easton Ellis desnuda el alma humana y la coloca ante un espejo despiadado.

Después de la joya que fue "Glamorama" y el bueno pero mejorable "Lunar Park", tenía ganas de ver con qué nos sorprendía esta vez. Así que este verano, en cuanto vi "Imperial Bedrooms"en la FNAC poco antes de irme a Chicago, no me resistí al impulso de comprarlo. Era el primer libro de Easton Ellis que disfrutaba en inglés, y su estilo gana tanto que, ya en Chicago, me compré "American Psycho" también en inglés, para volver a descubrirlo (de hecho, es como un libro totalmente distinto).

"Imperial Bedrooms" (Suites Imperiales en su traducción al español) es una especie de segunda parte de "Menos que cero", el libro con el que debutó a principios de los 80. Los mismos personajes, pero 30 años después, y flirteando con la realidad (mencionan, por ejemplo, que se hicieron un libro y una película sobre ellos, lo cual es cierto). Pero no se conforma con ser una secuela: en realidad es un "grandes éxitos" de toda la obra de Easton Ellis, ya que incluye elementos de todos sus libros: el ambiente de famoseo de "Glamorama", los momentos escabrosos de "American Psycho", la atmósfera de peligro inminente de "Lunar Park", etc.

Es un libro melancólico, muy triste y emotivo, lo cual puede chocar en un autor así (aunque "Lunar Park" ya tenía trozos que te dejaban con la lágrima asomando, no en vano era parcialmente autobiográfico), pero se entiende mejor al leer su biografía: en la última década han muerto su padre y su novio. Es lógico que estas vivencias hayan afectado a su narrativa.

"Suites Imperiales" nos habla de vidas malgastadas, de gente encallada en un día a día que detestan pero del que no saben (o no quieren) salir, de los engaños y las vías de escape que buscamos ante la rutina que nos asfixia... Todas las páginas están impregnadas con el aroma del final de una época. Lees este cóctel de sexo, drogas, desesperación, violencia, paranoia y apartamentos tan amplios como vacíos con la sensación de que algo termina.

Esta vez, Easton Ellis se reserva las escenas más truculentas para el final, y lo cierto es que están narradas con desgana. Un aburrimiento seguramente intencionado, como si el autor quisiera despedirse de la violencia y la polémica pero fuera muy consciente de que, para bien o para mal, forman parte de su éxito.

En definitiva: un libro sorprendente, muy emotivo, muy crepuscular, que se disfruta más si conoces los libros anteriores del autor pero que en caso contrario, te servirá perfectamente como toma de contacto con su peculiar estilo.

Lo malo es que ahora toca esperar otros 5 años hasta su próxima maravilla.