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Musashi Miyamoto - Dokkôdô (El camino que se debe seguir solo)

Este Dokkôdô lo escribió el guerrero Musashi Miyamoto apenas una semana antes de su muerte, confinado en la cueva donde pasó la mayor parte de sus últimos años. Es lo último que se conserva escrito de su puño y letra y lo forman 21 preceptos con los que el maestro intentaba resumirle su propio código de autodisciplina a su discípulo favorito. Es un texto corto pero fundamental y especialmente críptico, hay frases que pueden significar cosas muy distintas según la traducción (algunas interpretaciones, incluso nos chocarían hoy en día).


Como ocurre con todos estos textos ancestrales (por aquí ya he comentado el Hagakure y El Arte de la Guerra), conviene no tomárselos al pie de la letra: al fin y al cabo, son fruto de una época y unas circunstancias muy concretas. Hoy ya no quedan guerreros que deban mantenerse fieles a la estricta doctrina del bushidô. Pero, como sea que el texto pretende aportar las claves para una vida más honesta y noble, sí deberíamos ser capaces de extraerle la esencia y quedarnos con aquello que nos pueda ser útil.

En cualquier caso, creo que resulta fascinante poder disfrutar del legado filosófico de un samurái mítico, acerca de cuya vida se han hecho decenas de películas, novelas, mangas, ensayos... Hay ciertas frases impactantes, otras evocadoras y algunas que quizá provoquen indiferencia. Pero no dejan de ser las últimas palabras que quiso transmitir el maestro y quizá por ello, las más importantes.

Os dejo los 21 preceptos, seleccionando para cada uno de ellos la traducción que más me ha gustado.


Acepto todo de la manera que es, no me rebelo contra los caminos del mundo.

No siento parcialidad por nadie ni nada.

Nunca intentaré aprovechar ningún momento de facilidad.

Pienso ligeramente en mí y profundamente en el mundo.

Estoy libre de codicia a través de mi vida.

Nunca lamento algo que he hecho.

De ningún modo envidio a otros por su buena suerte, o me quejo de la mía si es mala.

No me lamento de aquello que se ha ido.

El resentimiento y las quejas no son adecuadas ni hacia mí mismo ni hacia los demás.

Nunca sueño en sucumbir bajo el enamoramiento.

Gustos y aversiones, no tengo ninguno.

Sea como fuere el lugar donde vivo, jamás tendré ninguna objeción en su contra.

No persigo los platos más refinados para contentar el cuerpo.

No me aferro a posesiones que ya no necesito.

Nunca actúo siguiendo costumbres o supersticiones.

No busco especial sofisticación en las armaduras del guerrero.

No temo que la muerte me encuentre en el Camino.

No trabajo con la intención de poseer riquezas en mi vejez.

Respeto a los Dioses y los Budas, pero nunca dependeré de ellos.

Prefiero dar mi vida que deshonrar mi buen nombre.

Nunca, ni por un momento, ni en cuerpo ni alma, me alejaré del Camino.

btemplates

2 comentarios:

Risas de fondo dijo...

Están muy bien estos preceptos, pero como con muchos otros de estos consejos no sé cómo hacer para interiorizarlos y seguirlos realmente. Quiero decir, sé que ese es el camino a seguir, pero por mucho que lo racionalizo, mis sentimientos van en contra en muchas ocasiones. No sé, supongo que es complicado y requiere mucho tiempo, trabajo y paciencia.

Alex Pler dijo...

Estos guerreros dedicaban su vida entera a entrenar, meditar y asimilar las enseñanzas del bushidô, no tenían otra cosa que hacer. Y de hecho, estos textos los escribían al final de sus vidas; supongo que sólo entonces alcanzaban la sabiduría necesaria.

Hoy en día, partiendo de la base que tenemos otro ritmo de vida, otros objetivos y ninguna necesidad de dar nuestra vida entera a una disciplina, pues queda todo más diluído. Por eso, yo me quedo sólo con las frases que me gustan, ésas que creo que puedan aportarme algo a mi día a día. Y lo cierto es que en este Dokkôdô han sido unas cuantas.

Eso sí, en algunas traducciones del texto había cosas como: "No busco el deseo físico" y "No busco el placer en la comida" que me chirriaban bastante... Por eso, he elegido las traducciones que me parecían más "actuales".

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