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Shame

Pam, pam, pam. La cabecera de la cama abollando la pared o los mazazos del director Steve McQueen contra tu cabeza. Mete la cámara entre las sábanas de su protagonista, la introduce por la polla de éste, lo penetra hasta el fondo, hasta el alma, se la arranca de cuajo y nos la estampa en la cara sin avisar. Zas.


La presentación inicial del personaje de Brandon (Michael Fassbender en la mejor interpretación de su carrera) es fascinante, creo que no se podría haber hecho mejor. Esa música in crescendo (¡y qué música tiene toda la película!), esos planos intercalados, repetitivos, obsesivos y el remate de ese "You are disgusting" que da el pistoletazo de salida a todo lo que tiene que llegar después. Desde los tiempos de American Psycho que no veía un retrato de personaje (y de rebote, o por extensión, de toda una sociedad) tan logrado. Diseccionando a Brandon, nos disecciona a todos. A ratos te preguntas si la pantalla no será en realidad un espejo reflejando la sala de cine abarrotada.

Una recomendación: no pestañéeis. Cualquier detalle y cualquier frase son imprescindibles para enriquecer y entender con toda su fuerza el discurso de la película. Desde las recomendaciones del camarero hasta los pósters cambiantes de los vagones de metro. Nada es gratuito. Piezas todas de un engranaje perfecto. Me gusta la gente que se vale de todas las herramientas a su alcance, también las más sutiles, para retratar a sus personajes y el mundo en el que viven.


Y sí, a eso has venido, eso te han vendido: hay mucho sexo. Sexo divertido, sexo incómodo, sexo bestia, sexo triunfal, sexo desesperado, sexo a solas, sexo en trío, sexo en la cama, contra la ventana, en cuartos oscuros, en lavabos, junto a la carretera, sexo, sexo, sexo. Parece que ninguno de los personajes piense en otra cosa que sexo, cada uno a su manera. Todo es sexo, nos dice McQueen. ¿Por qué da tanta vergüenza hablar de ello?, nos pregunta McQueen. ¿Por qué el señor que tenía yo al lado, acompañado de su esposa, se tapaba la cara cuando salían tetas? ¿Acaso no tenía tetas la esposa?

Pero la película es mucho más que sexo. Es por ejemplo la relación entre Brandon y su hermana Sissy (una frágil, enorme Carey Mulligan). De hecho, cuando nos la presentan, en ningún momento dicen que sea la hermana. Da igual. En seguida entiendes que no se trata de una exnovia. Notas esa relación de hermanos. En los gestos y miradas, en la complicidad. Es sólo otro ejemplo de lo bien construida que está la película, lo perfiladísimos que están los personajes. Vives con ellos, porque en cierto modo eres ellos.


Personajes. Unos olvidan lo bonita que es su ciudad y otros llegan con su ingenua maletita de sueños, sin ni siquiera tiempo de apreciar la ciudad. Adoro la escena del restaurante con vistas, sí. Ahí Brandon, su jefe y su hermana se desnudan como nunca, precisamente sentados en ese escenario, más que en cualquier escena de sexo, ahí cómodos y rodeados del paisaje de la ciudad nocturna, bebiendo martinis con aceituna. La versión de New York, New York que canta Mulligan dice tantísimas cosas que ya no hace falta que Sissy y Brandon hablen directamente del misterio que pulula sobre sus cabezas.

Shame es una película de intuiciones, sinceridades, sensaciones descarnadas. No podría ser de otra manera, tratando de lo que trata, pero sólo los valientes la habrían rodado así. Sales del cine cansado y satisfecho.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu crítica, es una película que tengo muchas ganas de ver, ya que en una etapa de mi vida, creo que me sentía como el protagonista. Sin duda, la tengo que ver.

Gracias por tu blog!

Alex Pler dijo...

Gracias a ti por dejarte caer. Si te has sentido alguna vez como el protagonista, entonces te gustará seguro. Pero ya lo digo, la película va mucho más allá que eso. ¡Ya comentarás! :)

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